La muerte de Pako. Aciago día para el humor.

Amigos de Melasudas, escribo éste, mi primer post, mas el motivo que me trae por aquí no es festivo. Y ojalá no tuviese que ser yo quien os comunicase esta noticia.

Como muchos de vosotros sabéis, esta mañana nuestro líder Pako pensaba partir hacia Bilbao para ver un partido (valga la redundancia) del Real Murcia. Al final no pudo llevarse a cabo tan inocente viaje, pues a Pako y a sus amigos les venía mal el autobús que los llevaba y traía de vuelta, pero esta madrugada, cuando llegó a su casa de fiesta desde Sala B, Pako tuvo una de esas ideas felices que parecen muy divertidas y pícaras cuando has tomado algún que otro cubata (como aquella vez que Slacker cogió una señal de tráfico y la subió al capó de un coche, o aquella vez que estuvimos a punto de inaugurar un monumento, o aquella vez que...). El único problema es que quizá (sólo quizá) esta idea iba un poco más allá. Según el informe policial, Pako decidió robar un coche e ir él solito hacia Bilbao. Este trayecto grana que emprendió con tanta ilusión por animar a su equipo se vio teñido de negro por un trágico accidente. Desoyendo los consejos de su médico, así como de su querida madre, Pako decidió que, después de dos noches seguidas de fiesta y desenfreno, era capaz de conducir del tirón hasta Bilbao. Y todo esto gracias a sus anabolizantes. Como podéis inaginar, no fue así. Pako se quedó dormido al volante, se cambió sin pretenderlo de carril y se chocó contra otro coche que iba en la misma dirección. Por eso mismo, Pako no fue la única víctima mortal, ya que el rapero Porta se dirigía también hacia Bilbao a dar un concierto y su coche se vió desgraciadamente implicado en la vorágine de chatarra. El Porta murió en el acto y quedó tan desfigurado que hubo que identificarlo por la marca de la gorra. Irónicamente, según la policía forense, esta ropa ancha que tanto le define fue un ataúd de lana y algodón, sin el cual podría haberse salvado. Un día aciago para el humor y para el rap.

Pero, volviendo a Pako... A sus amigos y familia he de decirles que lo han incinerado y que deben hacerse con sus restos mortales. Si conozco a Pako como creo que lo conozco, a él le hubiese gustado que introdujesen sus cenizas dentro de un Mac, para formar por fin parte de un gadget. Y no de uno cualquiera: del de Siner. Es más, me aventuraría a decir que preferiría que repartiesen sus cenizas entre todos los gadgets de Siner, incluyendo el iPod nano que le regaló a Dulce. Especialmente ése.

Requiescat in pacem.