Tolerancia incomprensible

Ponte en situación:

Vas en tu coche bajando el Puerto de la Cadena. A tu derecha va tu atractiva novia. En los asientos de atrás tus dos mejores amigos y tu recién adquirida Play Station 3. La vida te sonríe. Eres feliz. En ese momento te das cuenta de que algo le sucede al coche. El volante no responde. Intentas frenar pero el pedal no cede. Tampoco puedes reducir marchas. Te arrepientes de no ser creyente y en un acto desesperado agarras tu celular y llamas a ayuda en carretera. Le expones tu problema y te dicen que la solución es bien fácil: sacar la llave del contacto y volver a arrancar. Lo haces y el coche vuelve a la vida. Pero ya es demasiado tarde. Para cuando el volante te obedece te estás chocando contra el quitamiedos y cayendo por el monte. Con el impacto tus amigos mueren. Tu Play Station 3 se rompe. Tu novia queda ilesa pero por el golpe pierde total y permanentemente el apetito sexual. Tú no sufres daños.
¿Qué harías en esa situación? ¿Demandarías a todo ser viviente relacionado con tu coche desde el dueño de la fábrica hasta el que limpia los cristales del concesionario donde lo compraste, o por el contrario te irías feliz a tu casa pensando que ahora sabes un poco más sobre coches?

Veamos otra situación:

Te despiertas una mañana. Te diriges a la cocina. Cuando pasas junto a la nevera notas que el suelo está más húmedo de lo habitual. Demasiado tarde. Resbalas, caes y te fracturas la cadera en mil pedazos. Te percatas de que el frigorífico dejó de funcionar, que todo se derritió y esto te hizo resbalar. Arrastrándote como un gusano llegas al teléfono. Llamas a la marca de tu frigo. Le dices lo que ha pasado y te explican que tienes que desenchufarlo de la pared y volverlo a enchufar. Vuelves al lugar del crimen arrastrándote miserablemente. Realizas esta operación y vuelve a funcionar. Días más tarde, un minúsculo trozo de hueso de tu cadera entra en tu torrente sanguíneo llegando hasta el cerebro y produciéndote un coma del que nunca despiertas. ¿Qué pensarías antes del coma? ¿Qué bien que ya sé arreglar estos problemas en los frigoríficos? ¿O no vuelvo a comprar algo de esta marca?

Un caso aún más cercano:

Eres un auténtico fan de Lost. Sabes que en el capítulo de hoy van a explicar por qué (SPOILER) la estatua gigante tiene 4 dedos en los pies. Estás eufórico. Prendes el televisor. Nada más salir el logotipo de LOST el canal se cambia SOLO y se pone el diario de Patricia. Saltas como un ninja a por el mando y aprietas el botón que debería conseguir que tu serie volviera. Pero en vez de eso aparece un programa de Jaime Cantizano. Repites la operación una y otra vez enfrentándote en cada ocasión a un programa más casposo. Al borde de un ataque te acercas al teléfono, llamas a ONO y te dice que tienes que desenchufar la tele de la corriente y volverla a enchufar. Lo haces justo en el momento en el que el capítulo termina. Sufres una parada cardio respiratoria. Mueres. El televisor explota y tu casa se incendia matando a tus seres queridos. ¿Cómo te sentirías antes de morir? ¿Contento por saber enfrentarte a ese tipo de problemas o dispuesto a matar a los fabricantes de tu aparato?


Quizás alguno ya se huela la tostada. ¿Por qué somos exigentes con ciertos productos y tenemos esa incomprensible tolerancia hacia los ordenadores? ¿Cuántos fallos absurdos dan y nadie hace nada para arreglarlo? ¿Cuántas veces internet se va y la solución es desconectar el módem y volverlo a enchufar? ¿Cuántos programas se desconfiguran, cambian de configuración o se estropean sin que uno haga absolutamente nada? ¿Por qué soportamos semejante chapuza? ¿Por qué si con un coche, un frigorífico o un televisor pondríamos el grito en el cielo ante algo como lo expuesto, con los ordenadores aguantamos tantas mamarrachadas?

Estaré agradecido con quien me de una buena respuesta que no sea "porque los ordenadores te permiten ver pornografía cuando quieres".